32.

|
La vida te cambia en un segundo. Lo que parecía lejano vuelve, y te abraza. Te atrapa en una nueva soledad. Te vuelve a hacer pensar. Pero sigo ciega hacia adelante. No quiero ni mirar el pasado, ni el futuro. Tampoco miro a ningún lado de este camino. Voy con una venda en los ojos. Con un cigarrillo para el momento de reflexionar y sigo caminando. Voy sola. Nadie me acompaña. Quizás es mejor así. Soy fuerte, me dijo ayer. Y yo me lo creí. Tengo que creérmelo. Debo tirar de todo hacia adelante. Caminar y crear una senda para que tú la sigas. No oigo nada. No oigo tu voz. Sólo me das la mano y caminamos juntos. A veces sobran las palabras y nos vale con escuchar VEINTITRÉS. No me hace falta nada más. Las lágrimas junto a ti no son amargas. Es la forma para seguir aprendiendo. Esa unión que nos caracteriza. Ese tú. Y ese yo. Ese NOSOTROS.









Como ya he dicho más de una vez:

"A veces solo me haces falta tú y a veces solo te hago falta yo".

0 comentarios:

Enviar um comentário