Caracterizada por fuerza, por una sonrisa y miles de palabras sin sentido que brotan de mis labios casi sin darme cuenta. No me puedo quejar de nada. Quizás de que aún sigues por ahí, tocando en las paredes de mi cabeza algunas veces para que te recuerde. Sí, indirectamente sigues ahí. Pero vas a pasar de largo de una vez. Estoy tan convencida de ello. Hace tiempo me dijeron una palabra para solucionar cualquier problema que no me dejase dormir por las noches. TIEMPO. Una palabra que conocemos desde pequeños, desde que empezamos a tener uso de razón, pero cuando no sabes qué hacer, solo tienes que pensar en que el tiempo lo cura todo. Si algo te duele, dale tiempo. Solo es eso, tiempo para solucionar todo. Yo, después de tanto, he decidido dar una oportunidad a seguir adelante. Contigo, mi eso, naris, aquerodi*?, chati, pene, pequeño, y esas cosas que tú y yo sabemos darle el significado que tienen.
Ahora soy una persona más difícil que antes, me cuesta más que me conozcas, me duelen muchas cosas por no querer revivir. Pero tú sigues ahí, con tu paciencia. Con tu todo que te caracteriza. Tus niñerías, tus películas que tienen un final feo, con tus miradas al cielo, tus dos toquecitos en el coche. Tú. Tengo la suerte de haberte encontrado. Tú me sonreíste y me recordaste que aún había vida dentro de mí, que podía ser feliz junto a alguien. Estoy tan segura de querer seguir con esto, de que aunque salga mal, intentarlo. Porque contigo el miedo está olvidado, solo me importa este momento. Solo pienso en nuestro presente, nuestro día a día. Me cambiaste, y espero que sea por mucho tiempo.
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