Besos que te dan la vida y te empapan de miedo.

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No todas las veces salen las cosas como nosotros queremos. Sólo tienes que ir dando pasos pequeños, pasos que te lleven a una meta, a un fin. Tenemos que equivocarnos, así seremos más fuertes. Dejarme que me equivoque. Quiero equivocarme. Quiero reír y llorar después. No me preguntéis por esta seguridad, no la entiendo ni yo. Últimamente tengo días en los que acaricio el cielo, pero algo mínimo, una palabra, puede hacer que todo se desmorone. Siento como tú me sostienes sobre tus manos, y a veces siento una caída en picado. Ahora mi vida está basada en sensaciones, buenas o malas, pero sensaciones. Siento que te quiero, que te echo de menos. Siento miedo, alegría, confianza. Mi cabeza es como ese nudo que se hace en los cables cuando tú los tienes bien enrollados. Sólo necesito que alguien tire de la punta del cable que ocupa toda mi cabeza. Creo que a veces espero demasiado de los demás, que doy más de lo que alguien estaría dispuesto a dar por mí. Hace tiempo que busco esa pizca que me falta para ser feliz, no sé si la he encontrado, no lo sé. Y me siento agobiada, cabreada. No sé cómo actuar, no sé si dar todo o quedármelo para mí. Guardar todo dentro de mí, entre las cuatro paredes que tengo a mí alrededor. Decidí quitarme la coraza y ahora no sé si me arrepiento, si me alegro. Creo que todo está tocando fondo, y yo voy en picado hacia la nada. Necesito que me saques de aquí. Te necesito a ti.

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