Cuantas palabras, frases, promesas te he dedicado. Te he
regalado tantos minutos que ya no comprendo mi vida sin ti. Formas parte de
todo lo que hoy soy. Me has formado como niña y como mujer. Me has dado
momentos buenos, y momentos tan malos que no concibo respirar si estás lejos.
El tiempo pasa, la vida con él. Pero aquí sigo yo, al pie del cañón. Y créeme
que solo por ti. Por todo lo que me diste, por todo lo que te di.
Pero hace tiempo que no te siento conmigo, estás lejos de
mí y de todo lo que un día te regalé. Pasan los años y nos volvemos tan
egoístas que olvidamos quien estuvo siempre pendiente de que no dejases de
sonreír. Quizás ahora todo terminó, quizás no nos volvamos a ver. Aunque este
sentimiento se vuelve completamente dañino es el momento de asumir que todas
las palabras que dijimos, en este momento, son solo palabras vacías. Vacías de ti
y vacías de mí. Vacías de sentimiento para los dos.
Ahora solo me queda mirar hacia adelante y saber que todo lo que
fuiste se ha ido desvaneciendo con el paso de las horas que marcaba nuestro
reloj. Ese reloj que se paró, que paramos. Ese reloj que se ha estropeado para
siempre y para nosotros.
0 comentarios:
Enviar um comentário